Un día recibí a Raquel en su primera visita. Ella me comentó que 2 de sus mejores amigas acudían regularmente a mi práctica y que les había ayudado con sus dolores de cabeza y claro ella buscaba lo mismo. Cuando comenzó a recibir cuidado quiropráctico y ajustar subluxaciones, notó inmediatamente que podía dormir mucho mejor, descansaba bien y amanecía con mucho más ánimo y energía, hasta le dolía mucho menos el cuello y la espalda. Sin embargo, un día me pregunta si acaso yo sabía la razón de porqué le seguía doliendo la cabeza aún, incluso después de sus ajustes al llegar a casa le dolía más fuerte... mi respuesta fue simple y le dije: "No lo sé Raquel, pero de lo que si tengo certeza es que tu sistema neuroespinal está mucho mejor que cuando llegaste por primera vez y lo más probable es que tu cuerpo te esté invitando a generar un cambio en tu vida".
Al cabo de unas semanas, Raquel llega a la práctica y con una sonrisa me dice: "Chris! ya no me duele más la cabeza y estoy muy feliz por eso!". Enseguida le pregunté: "Genial, ¿qué cambio hiciste en tu vida?". Al escuchar esto, Raquel sorprendida me dice: "Pero cómo supiste que hice algo?", yo solamente le sonreí y ella me cuenta que había tomado la decisión de terminar la relación con su pareja, lo cual le agobiaba mucho pero que posterior a eso los síntomas de su cabeza bajaron inmediatamente.
Esto nos muestra que en innumerables ocasiones le damos la responsabilidad de nuestros síntomas al quiropráctico, y simplemente ignoramos el lenguaje de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo desde siempre tiene una inteligencia innata que sabe todo lo que necesita y lo que tiene que hacer, no nos habla español ó inglés... simplemente nos habla a través de las sensaciones y síntomas, ese es su lenguaje y nuestra responsabilidad es escucharlo y tomar acción por nosotros.
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